Tras la presentación de “El fuego de Drago”, cuento que trata de dar voz a menores que han sufrido violencia de género en casa, y el interés mostrado por diferentes centros educativos y profesionales que quieren tener una mirada más profunda y poder disponer de más recursos para trabajar con estos/as peques, pensé escribir hoy sobre estos niños/as víctimas de violencia de género y su comportamiento en el colegio.
“Los niños y niñas no son víctimas sólo porque sean testigos de la violencia entre sus progenitores, sino porque “viven en la violencia”. Son víctimas de la violencia psicológica, a veces también física, y crecen creyendo que la violencia es una pauta de relación normal entre personas adultas.” (Save the Children, ONG)
Violencia de género en el colegio: Entendiendo a estos/as peques
Estos niños/as viven en un contexto en dónde su figura protectora, su padre, amenaza y agrede a su otra figura de protección, su madre, con lo que el mundo para ellos/as se convierte en un lugar aterrador y amenazante en donde no tienen figuras de referencia, en muchas ocasiones, con las que sentir seguridad, ni que les ofrezcan contención, ni protección.
Las figuras de las que dependen, de las que depende su vida y su supervivencia. Aquellas que les sirven de sostén y seguridad están siendo violentadas, amenazadas o agredidas y precisamente por la otra figura que debería de protegerles, nutrirles y sostenerles, ante el mundo, sus miedos y amenazas. No sólo eso, sino que el lugar seguro que todos necesitamos para desarrollarnos y crecer no existe y, en muchas ocasiones, es este el causante de sus miedos y amenazas.
El mundo se convierte en algo impredecible, peligroso y el estado habitual para ellos/as será de alerta.
Además estos/as niños/as aprenden, en este contexto, a ser hombre o mujer, a relacionarse con otros y consigo mismos/as, a contenerse y manejar sus emociones, o mejor dicho, a no hacerlo, puesto que, no suelen contar con un espacio, ni un momento para poder hacer esto …
Los niños suelen identificarse con su padre y las niñas con su madre por lo que en muchas ocasiones tenderán a reproducir patrones de violencia.
Tomando como referencia la Guía de intervención con menores víctimas de violencia de género del Instituto Canario de Igualdad, estos niños/as tienden a asumir los siguientes roles para los que no están preparados. Estos papeles les posicionan de manera forzosa en un rol adulto, con un elevado grado de responsabilidad y de toma de decisiones, dónde se sienten vulnerables y carentes de recursos. Aunque suelen ser consistentes, estos roles no son excluyentes.
Roles de los niños víctimas de violencia de violencia de género
Rol “mini agresor” (identificación con el padre):
Tienden a tener conductas violentas, en ocasiones, desafían los límites y las normas, cuestionan a su madre y a otras figuras de autoridad (sobre todo a mujeres), justifican y/o niegan la violencia. Debajo de toda esta rabia suele haber mucho miedo e inseguridad. (Estos menores no han sido contenidos/as en sus emociones y además viven en la continua amenaza, en muchas ocasiones, sienten que han de agredir antes de ser agredidos/as).
Rol confidente de la víctima (identificación con la madre):
Tienen mucho miedo. Conocen exactamente cómo se siente la madre, los problemas de ésta, así como los procedimientos económicos, jurídicos…En muchas ocasiones niegan la figura de su padre.
Rol Protector/a
Asumen la protección y el cuidado de su madre y hermanos. Tienen mucha ansiedad y estado de alerta, puesto que aún no tiene recursos personales desarrollados, ni pueden asumir esa protección. Tienen muchas dificultades para poder asumir comportamientos y actitudes propios de su edad; como el juego y la integración con sus iguales.
Rol de árbitro
Intentan mediar para armonizar el clima familiar. Tenderán a necesitar que las cosas y situaciones sean muy predecibles para mantener esa tranquilidad y control sobre la situación. Como esa calma no es posible, ni depende de ellos/as sienten una gran frustración, impotencia, culpa y angustia.
Pistas que nos ayudan a detectar en clase, a niños y niñas que pueden estar viviendo violencia de género
Si en su comportamiento se advierte:
- Conductas desafiantes y desobediencia.
- Explosiones de rabia.
- Baja tolerancia a la frustración.
- Resolución de conflictos entre iguales de forma violenta.
- Niños/as en alerta, muy movidos…
En el colegio se mostrarán:
- Con otros niños/as conflictivo/a, “abusones/as” (antes de que me peguen pego).
- Con sus profes desafiantes, no acatarán normas…
O si se muestran:
- Asustados/a, inseguros/as.
- Bloqueados/as o en parálisis a tomar decisiones o tomar la iniciativa.
- Se bloquearán ante nuevos retos.
- Se muestran hiperresponsables, cariñosos y atentos,
- Tienen un lenguaje excesivamente adulto.
En el colegio se mostrará:
- Con otros niños/as tímidos/as, les cuesta hacer amigos/as, o si los tienen ejercen un rol sumiso.
- Con sus profes nunca darán problemas, muy obedientes, no expresarán sus opiniones, necesidades ni deseos.
Algunas pautas que pueden ayudar a los niños víctimas de violencia de género
Como hemos visto son niños sin un lugar seguro, ni predecible y el cole en muchas ocasiones les ofrece este contexto tan necesario para ellos/as. Sin embargo, en muchas ocasiones la adaptación a este entorno seguro se les hace complicado pues en el cole son “niños/as en guerra” en un contexto de paz.
Las reglas que les han permitido sobrevivir en su mundo chocan con las de un entorno seguro. Su sistema está en alerta y no tienen aprendidas determinadas capacidades ni para la convivencia con sus iguales, ni para un entorno de autoridad protector. Por todo ello, les ayudará:
- Ser vistos y entendidos, comprendiendo su mirada. Al conocer su perspectiva ampliamos el foco y podremos entenderlos y ayudarlos mejor.
- Facilitar un entorno seguro y predecible con rutinas, horarios, vínculos con profes lo más fijos y predecibles posibles. Intentar anticipar y avisar de cualquier cambio.
- Necesitan normas que sientan como protectoras, es decir que se ponen para su propia protección y para una buena convivencia. Serán especialmente sensibles a las injusticias por lo tanto tener limites claros con consecuencias no excesivamente duras pero sí fijas, coherentes y consistentes les ayudará. A muchos/as de estos/as menores les cuesta manejar su propia frustración y rabia y otros serán incapaces de mostrarla. Para esto les ayudará: Ser cariñoso pero firmes en la norma. Necesitan sentir que las normas les protegen de su propia agresión y de la de otros/as, no que es algo autoritario injusto e impredecible. El sentir este punto como algo hecho desde la protección les hará sentir seguridad y les quitará carga al no sentir ya, que han de defenderse o defender a otros/as, y podrán tomar un rol más adaptativo e infantil.
- Muchas veces estos menores no pueden contener su rabia y son vistos por el entorno como “pequeños monstruos” totalmente descontrolados. Para ello ayudará:
- Diferenciar lo que hace de lo que es. A veces se nos escapa en nuestro lenguaje cotidiano cuando pega, insulta… “no seas malo”. Importante no describirle como malo porque ya cree que lo es. Criticar la conducta “no debes pegar”.
- Ayudarles a poner palabras a lo que puede haberle motivado a pegar o insultar… “te has sentido enfadado/a porque hizo o porque dijo…. pero no se va a permitir que pegues…como tampoco que nadie te pegue….”.
- Separar de esta manera la emoción de la conducta puedes estar enfadado/a pero NO se permite la conducta (pegar, insultar…)
- Necesario poner consecuencias a la agresión, cuando se pueda, mejor reparadoras. Y que tengan que ver con lo que ha hecho si daña algo reparación de daño. Si ha roto algo que lo pegue o lo limpie. Si ha insultado, que diga algo bonito de la persona. Si ha pegado, que haga algo bueno por la persona.
- Muchos/as tienen una gran necesidad de poder contener y/o expresar sus emociones pero en muchas ocasiones no sabrán hacerlo puesto que no han tenido este aprendizaje. El ver esta dificultad como tal y no como un desafío a nuestra autoridad nos ayudará a no juzgarles, ni culparles por lo que “son o hacen”, si no a ayudarles a desarrollar otras maneras más sanas de relacionarse con el mundo y consigo mismos.
5. En muchas ocasiones pasa todo lo contrario, algunos/as de estos menores entran en bloqueo ante la injusticia, agresión. Les ayudará el que se les facilite un tiempo y espacio para poner palabras ,en un entorno protector e íntimo, a lo que les ha pasado, enfadado o asustado. De igual manera les ayudará el que de una manera tranquila se les facilite la expresión de sus gustos, necesidades (por ejemplo elegir juego, compañeros/as, etc).
6. Realizar actividades que fomenten la coeducación, igualdad y prevención de todo tipo de violencia.
7. Visibilizar su sufrimiento, apoyándose en los EOPS para trabajar de una manera lo más coordinada posible e intentar acceder también a la familia y en su caso, a otros recurso de apoyo (servicios sociales, P.M.O.R.V.G….).
El colegio: una gran ayuda para los menores víctimas de violencia de género
Desde la psicología entendemos la resiliencia como “La capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas y ser transformados positivamente por ellas» (Edith Grotberg, 1998). Además sabemos que cualquier adulto significativo/a para estos niños/as puede convertirse en un factor de protección para ellos/as, y aumentar su capacidad de resiliencia. Por lo que el colegio, tiene la posibilidad de ser para estos/as niños/as una gran fuente de apoyo.
Isabel Cabrera