La finalidad de los deberes es practicar las habilidades para su dominio, aprender sobre la responsabilidad, autodisciplina, perseverancia y administración del tiempo. Este tipo de aprendizajes son más eficaces si se les da la oportunidad de actuar por sí mismos y ser responsables de sus conductas y elecciones. No aprenderán responsabilidad mientras los padres hagan su trabajo.
El mensaje para transmitir a los niños es: “creo que eres capaz, confío en ti”. En el proceso de deberes hay tres participantes: NIÑO-PADRES-PROFES. Cada uno tiene sus responsabilidades para que el sistema vaya fluido y en equilibrio. El sistema falla cuando algunos de sus miembros hacen menos o más de lo que les corresponde. La clave es aprender a cumplir sólo con las propias obligaciones. Existen dos tipos de sistemas de deberes, el que está equilibrado y el que está desequilibrado.
Un sistema de deberes EQUILIBRADO
Un sistema de deberes DESEQUILIBRADO
Os animo a responder a estas preguntas para fomentar la reflexión:
- ¿De quién son los deberes?
- ¿Quién les sigue la pista a los deberes?
- ¿Quién hace parte del trabajo?
- ¿Quién se asegura de que son entregados a tiempo?
Si en estas respuestas os sentís incluidos es momento de para r y reflexionar. Si los niños no aprenden a hacerse cargo de estar preguntas, algo no está funcionando de manera adecuada.
Sistema de deberes equilibrado:
Los padres tienen un papel importante en el establecimiento de una estructura adecuada. Lo primero que enseñamos a los niños a través de los deberes es a establecer una rutina. Para ello es importante que los padres establezcan un horario, un lugar y un sistema de supervisión.
a) Horario
Debe poder seguirse regularmente, como rutina: estable y constante. Mejor temprano que tarde ya que están más despiertos, con mayor motivación para poder hacer otras actividades (si es lo último antes de dormir es más complejo). Debe tener un inicio y un final, una hora a la que los padres están disponibles para ayudar y una hora a la que no.
Con todo ello les enseñamos a administrarse el tiempo. Si termina antes estupendo. Incluso si hay cosas mal, se pueden sugerir corregirlas o esperar a que esta labor se haga en el colegio. El énfasis se pone en el esfuerzo no en el resultado, en el proceso no en el producto.
- 30/45 minutos en primaria,
- 30/60 minutos a partir de 3º primaria
- 60/90 minutos en secundaria.
b) Un lugar:
Es importante que tengan un lugar tranquilo, lejos del resto de familiares, lejos de distracciones.
c) Sistema para supervisar deberes:
Podemos crear una Hoja de deberes que según la edad podemos organizarla de la siguiente manera:
- Niños pequeños: el profesor escribe los deberes.
- Niños mayores: ellos deben apuntar sus deberes.
Si el niño no trae la hoja de deberes se le retirarán los privilegios de la tarde. Este proceso tiene que ser diario. Si, por el contrario, trae la hoja de deberes, al final de la sesión se comprueba lo mandado con lo realizado. Si los ha terminado en el tiempo establecido recibirá un tiempo de juego, sino lo hace, se le retirarán los privilegios negociados temporalmente.
El resultado no es el único objetivo de los deberes. Sobreayudar a los niños conlleva que no se puedan objetivar sus verdaderas capacidades ya que están compensadas con el esfuerzo de los padres. Del mismo modo, hay que recordar que los niños en clase no cuentan con el apoyo de los padres y en muchos casos se perciben incapaces de llevar a cabo la tarea o el examen por falta de entrenamiento en afrontar este tipo de trabajos en soledad. Por todo ello, es tan importante fomentar su responsabilidad y permitirles que lo hagan solos, para desarrollar su capacidad o detectar si existe alguna limitación.
Lo que se debe esperar
- No va a arreglarse rápido.
- Depende de cuánto tiempo ha estado sin funcionar el equilibrio.
- Es probable que empeore antes de mejorar.
- No ceda. Mantenga sus límites firmes. La puesta a prueba no durará siempre.
- Los cambios pueden ser frágiles, especialmente al principio. Cuando las cosas parecen ir fluidamente, a veces hay recaídas: un trabajo no hecho aquí, un recordatorio allá.
“El genio se hace con el 1% de talento y un 99% del trabajo”.
Albert Einstein.
María Sánchez.