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Diada comparte


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María Sánchez comparte un precioso ‪#‎cuento‬ sobre los procesos personales de crecimiento y desarrollo.

“Un día, un hombre sentado al borde del camino bajo un árbol, observó cómo la oruga de una crisálida de mariposa intentaba abrirse paso a través de una pequeña abertura aparecida en el capullo. Estuvo largo rato contemplando cómo la mariposa iba esforzándose hasta que, de repente, pareció detenerse. Tal vez la mariposa había llegado al límite de sus fuerzas y no conseguiría ir más lejos, pensó el hombre.
Entonces, decidió ayudar a la mariposa: cogió unas tijeras y ensanchó el orificio del capullo. La mariposa, de esta forma, salió fácilmente. Su cuerpo estaba blanquecino, era pequeño y tenía las alas aplastadas. El hombre, preocupado, continuó observándola esperando que, en cualquier momento, la mariposa abriera sus alas, las estirara y echara a volar. Pero pasó el tiempo y nada de eso ocurrió. La mariposa nunca voló, y las pocas horas que sobrevivió las pasó arrastrando lastimosamente su cuerpo débil y sus alas encogidas, hasta que, finalmente murió.
Aquel caminante, cargado de buenas intenciones y voluntad de ayudar, no comprendió que el esfuerzo de la mariposa para abrirse camino a través del capullo era absolutamente vital y necesario, pues esa era la manera que la naturaleza había dispuesto para que la circulación de su cuerpo llegara a las alas, y estuviera lista para volar una vez hubiera salido al exterior”.

Un cuento para reflexionar sobre la belleza de acompañar, ofrecer la mano, apoyar pero, permitir que los otros desarrollen sus capacidades para vivir.
En ocasiones, las dificultades nos enseñan que necesitábamos crecer “un poco” más antes de volar.