- «Un secreto es una información reservada y oculta. Compartirlo beneficia porque quita un peso de encima».
- «Un tabú será ese tema de conversación que no es lícito mencionar».
- «No más preguntas, haces demasiadas» – Como hay temas que incomodan, se aprenderá a buscar la información fuera (y en Internet se encuentra de todo…).
- «Le diremos otra cosa hasta que con 18 pueda entender»- Se legitima la mentira: hay cosas que es mejor no saber y para ello es licito crear una historia paralela.
- «No le digas nada de esto a tu padre» – Se producirá la creencia de que (en este caso) solo es papá quien regaña, solo un progenitor tiene autoridad.
- «A la abuela le va a dar un patatús si se entera, mejor no se lo decimos» – Se carga al niño con la responsabilidad del malestar de un adulto, con el consiguiente sentimiento de culpa si pasa algo de salud.
- «Estas son cosas de mayores» – Se castiga la curiosidad, se corta la comunicación dentro de casa. Empieza la noción de que temas tabús.
- «-Estoy triste +Con lo alegre que tú eres, ¡no creo!» – Cómo te sientas no es relevante, solo quiero que estés bien.
Potenciar secretos y tabúes en la familia es más fácil de lo que crees… porque seguro que alguna vez te han dicho alguna de estas frases…
Si te dijeron algunas de estas frases u otras similares, sabrás que en ese momento se producía en ti una especie de norma familiar “no escrita” que te pedía no hablar de determinados temas.
No preguntar.
No comentar.
En definitiva… No molestar.
Porque lo que sucede cuando un adulto pide callar, lo hace desde su propia dificultad para sostener un determinado tema de conversación.
O su dificultad de sostener el malestar de otro adulto si se abren heridas.
O su dificultad de sostener la curiosidad del menor en cuestión.
Y entonces, lo que sucede cuando se corta una conversación es una respuesta fisiológica que se repetirá cuando se desvela el tabú o secreto: se producirá en el cuerpo un sobrecogimiento tal que inevitablemente se sentirá miedo y revulsión y no se querrá volver a hablar de ello.
Como dice Evan Imber-Black, una cosa es un secreto y otra cosa lo privado, que tendrá sentido siempre y cuando mantener esa información oculta no tenga un impacto en la toma de decisiones de otros.
Los secretos “funcionan como imanes: atraen a algunos miembros y rechazan a otros. A medida que se consolidan, la familia queda atrapada aunque tenga el deseo de liberarse”.
Altea de Eusebio